viernes, 12 de agosto de 2011
Hermosas palabras de Don Galeano...
El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Co-
lombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fue-
gos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fue-
go loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fue-
gos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin par-
padear, y quien se acerca se enciende.
Eduardo Galeano. El Libro de los Abrazos. (fragmento)
Les presentamos a nuestro curso...
Hola somos Luciana y Vanina, estamos realizando nuestras prácticas pedagógicas en el Centro Educativo Nº 8 Maestras Lucio Lucero. Si bien estamos en distintos espacios curriculares (Luciana en Formación Ética y Ciudadana y Vanina en un Espacio de Opción Institucional, llamado “Técnicas de Estudio), ambas estamos en la misma aula.
Queríamos presentarles nuestro curso, 2º año “A” del Nivel Secundario, el cual está conformado por un grupo heterogéneo de alumnos y alumnas (20 varones y 12 mujercitas). Sus edades varían entre doce y dieciséis años, cada uno de ellos con particularidades que los diferencian de los demás y, al mismo tiempo, poseen características en común que los asimila al grupo de pares. Una de ellas es que están pasando por una etapa tan importante como difícil, la adolescencia.
Si bien, suele ser difícil relacionarse con los sujetos que están transitando esta etapa, por todo lo que les implica enfrentarse a los cambios fisiológicos, psicológicos, emocionales, entre otros, para nosotras es todo un desafío poder acercarnos a ellos, conocernos, poder entablar una relación de confianza mutua, de respeto y de interés en el aprendizaje que vamos realizando en cada encuentro.
Queríamos compartir nuestro entusiasmo y las ganas de seguir aprendiendo junto con el grupo de alumnos que nos ha tocado para realizar nuestras prácticas. Estamos muy contentas de ellos, ya que son hermosas personitas que en cada encuentro nos reciben con esa picardía en los ojos que nos hacen emocionar de ternura, con respeto y la mejor predisposición para realizar las tareas en el aula.
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